Jesús Navarro
Universidad de Sevilla
jnr@us.es
Sin certezas
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2 respuestas
Yo como ciudadano de a pie tengo que entender primero que cualquier tiempo pasado no fue mejor, fue diferente y exigió renuncias por todos para conseguir algo mejor. Segundo la humanidad se desarrolla entre dos polos, el individuo y/o la colectividad, el equilibrio perfecto es una entelequia la ausencia de movimiento el centro perfecto es la muerte, los dos extremos máximos también suponen la destrucción. Tercero la cesión no supone la renuncia a tu programa máximo. Si tenemos en cuenta estos tres puntos los ciudadanos de a pie podremos decidir con perspectiva superar la polarización siempre intencionada.
CON CERTEZAS
Polarización por la saturación de demagogia, hartos de mentiras, de ideales proclamados sin la correspondiente ejemplaridad, pretenden obligarnos a creer en un falaz optimismo propio del que arrastrado por el deseo de poder, no encuentran la necesaria moderación para establecerse de manera coherente y constructiva, y por consiguiente se sienten obligados a refugiarse en discursos con descalificadores extremos superlativos, en adjetivaciones que por exageradas pretenden al añadirles el prefijo ultra- o el sufijo -ismo convertirse en el justificante, en el fundamento de todo tipo de pretendidas esencialidades ideológicas. Mientras continúan proclamando derechos de posibilidades de placer en el ámbito de una retórica hedonista que no respeta la naturaleza biológica en nombre de creencias poco aconsejables, no olvidemos que los sentimientos no son sino emociones transformadas por el pensamiento, ajenas a la complementariedad de lo natural, que suelen, (no siempre, esto es cuando son naturales, pues las excepciones también lo son), propiciar una dicha ficticia, tendente a confundir de manera constante e irreflexiva lo nuevo con lo bueno y lamentablemente, y este es el verdadero problema, identificar lo raro, lo naturalmente excepcional, lo que sensatamente no es costumbre aunque siempre haya sido minoritario, como progresista, e incluso revolucionario al tratar de convertirlo en obligada y educable práctica. Acaso el mundo de las excesivas posibilidades no acaba cometiendo el error cuando menosprecia todo pasado.
Desde mi perspectiva, he tratado siempre de evitar todo tipo de hemiplejias políticas, siendo consciente de que algo de razón todos tenemos. Evidentemente cualquier partido constitucional, y que a priori tiene como verdad social fundamental el Bien Común no puede conllevar el olvido de que tenemos también la necesidad de fundamentar la convivencia sobre criterios ético-morales limitadores de la Libertad sin los cuales no es posible ejercerla con responsabilidad. Mi pensamiento político se incluía dentro de ese espectro al que alude Gustavo Bueno como izquierda indefinida. Empero dada la actual situación de nuestra sociedad me siento obligado a tomar partido ante tales abusos de poder, que han provocados una ideologización reprobable de ámbitos esenciales para el desarrollo de una sana y equilibrada convivencia como el informativo, el pedagógico, el judicial… En este sentido es inevitable tener muy en cuenta que si bien todas las culturas humanas tienen muchas cosas buenas , no todas son iguales, habiendo por consiguiente mejores y peores, con lo cual el armonicismo civilizatorio se pone en evidencia como incompatible con el criterio de verdad histórica, pues cuando se trata de alcanzar las responsabilidad de adquirir autoridad y desde esa posición de privilegio se pretende imponer por motivos partidarios determinadas creencias o normas legales, se acaba fomentando una estudiada e intencionada polarización que lo permita.
En principio el «sí» y el «no» forman parte de la estructura esencial del lenguaje humano para poder realizar analogías, establecer relaciones, llegar a certezas cognitivas, y al igual que en el ámbito matemático(+, -, x, :, …) nos permiten construir el conjunto de conocimientos que nos ayudan comprender el mundo de manera más exhaustiva, con mayor riqueza de matices sin por ello dejar de ser coherente. Sin embargo, ello ocurre cuando se pretende que el deseo y la voluntad humana estén por encima de todo, cuando como diría J.A. Marina, al comentar una opinión de M. Foucault: «Verdad es lo que el poder dice que es verdad», cuando el instinto del dominio, más fuerte aún que el del sexo, se sitúa por encima de todo, constituye la base de una mala filosofía, lo cual me parece evidente. Acaso el aceptar por verdad lo que el poder dice que es verdad , no pone en evidencia cierto servilismo hacia quien por gozar de la responsabilidad de dirigir políticamente una sociedad pretende imponer a todos desde los privilegios del mandar, su idea interesada de bien, de justicia, de felicidad… no sintiendo reparo alguno en hacer, contradiciéndose constantemente, un uso torticero de la ley con proclamas maniqueas que buscan sacar votos en el chapapote del rencor y del enfrentamiento. Eso, a poco que se piense es algo que no debemos tolerar, aunque si evidentemente tratar de comprender para refutar de la manera más convincente posible, pudiendo así contribuir con las acciones pertinentes para establecer el imprescindible cambio de rumbo. Lo inteligente es comprender profundamente la necedad fruto de una ya inevitable pendiente y consecuentemente no odiarla. Si se comprendiera superficialmente lo haríamos solo con el pensamiento abstracto, sin sentirlo, y ello no evitaría el odioso rechazo. Qué difícil es no odiar cuando se contradicen nuestras más profundas convicciones.
En este sentido, resulta imprescindible reconocer que existe un interesado globalismo, propiciado por élites que controlan los fondos de inversión más importantes del mundo donde 10 de estas organizaciones multinacionales tienen más recursos financieros que 187 naciones de las 193 que configuran la ONU, y que siendo conscientes de que no tienen en principio ningún control democrático directo, pretenden ampararse en una fundamentación democrática de la que esencialmente carecen. Instituciones internacionales como la ya mencionada que descaradamente inflige este principio al ostentar veto los 5 triunfadores de la 2ª gran guerra, y que decir de sus instituciones derivadas como la OMS, UNESCO… acaso no se han convertido en un interesado negocio de trascendencia mundial. No olvidemos pues que es un poder económico muy elitista quien dirige a la UE, y en cuyo trasfondo para recobrar cierta autonomía hemos de volver a considerar la importancia de las culturas propias con la esperanza de no ser conducidos a un imperio mundial dirigido por el dinero y la comodidad que conlleva, y curiosamente dirigido por una izquierda que ha perdido casi todo su sentido social y que continúa pretendiendo hacernos creer que para conseguir el poder, el dinero ha de mandar sobre los principios éticos. Eso que Antonio Machado evidenciaba con su conocido » todo necio confunde valor y precio».
Por otra parte considero que la responsabilidad de un lenguaje que pretende enfrentar en lugar de comprender(populismo, ultras…), tiene su origen en esferas de élite política y seudointelectual, periodismo que se limita a realizar una filosofía empobrecida de opiniones enfrentadas que buscan la discordia en lugar de la verdad compartida y que potenciando actitudes revanchistas fomentan el odio hacia el pasado y al mismo tiempo en el presente manipulando y propagando un relativismo moral que se ha ido instalando cada vez con mayor profundidad y peligro. Parece que su objetivo es formar Ciudadanos consumistas y acríticos, estómagos amables que diría Neruda, que ante la confusión de las problemáticas reflexiones se vean abocados a una sociedad conformista con un futuro distópico.
Por otra parte, también desde ámbitos más o menos intelectuales se contribuye a la idea de que cada cual está legitimado a persistir en su empeño político si con ello consigue imponer su objetivo a priori prosocial, de medidas que aun contradiciendo principios básicos de convivencia, les permite perpetuarse en el poder. A mi modo de ver, cuando eso ocurre se incurre en cierto abstraccionismo escasamente clarificador, contribuyendo con su confuso mensaje, a dificultar la atribución de responsabilidades. A ello nuestro refranero conserva el sentido común necesario para establecer de manera suficiente el sentido veraz de las palabras: «Al pan pan y al vino vino» . Ya está bien, me digo a mí mismo, de permanecer en cierta inopia, que por evitar dificultosas y comprometidas matizaciones nos hace conniventes con los atropellos de verdades humana y políticamente esenciales.
Si Marx, que curiosamente no fue marxista, pretendía una educación libre de ideologías, contradiciendo el marxismo que imperó posteriormente en los regímenes así denominados denominados (URRS, Cuba, China, Corea del Norte…); probablemente, y esto es algo que yo supongo en él, aunque lo doy como absolutamente veraz desde mi criterio, pudo también entrever que el comunismo en el que se inspiró, me refiero al que correspondía a las creencias espirituales de sus abuelos, ambos sacerdotes judíos, tenía una mayor categoría y profundidad ideológica espiritual que el derivado laico con el que pretendió revolucionar la sociedad humana y que hoy todavía no está suficientemente evidenciado para el convencionalismo presente, tanto en el ámbito de la izquierda como en la derecha partidaria, si bien en ámbitos bien diferenciados. De hecho, así lo reconocía en su Garceta Renana cuando aún tenía fe en la libertad de prensa.
El bien común, la fraternidad que propugnan todas las tradiciones espirituales, todas las religiones superiores, y que ha de ser considerado políticamente por encima del nivel privado y al mismo tiempo la libertad personal, el denominado libre albedrío, se nos pretenden presentar como estandartes irremisiblemente materialistas y contrarios. Aún así, el misterio de la Vida continúa, y continuará, haciéndosenos más evidente que los conceptos de Paz y de Felicidad sociales, lo han sido como consecuencia de un pasado, y solo podrán seguir siéndolo «sine qua non» después de conseguir convencionalmente imponerse. Tratemos, por todos los medios posibles, de que la batalla sea solo dialéctica, aunque curiosamente el gobierno actual de España y la UE tratan de convencernos de la necesidad de invertir mucho más en armamento… Para ello, para poder elegir el camino pacífico nos son imprescindibles las certezas personales, los referentes ejemplificadores, la seguridad que de ellas se desprende para poder seguir sintiendo el principio rector del Universo, cual es el optimismo, sin el que nuestro sentido vital queda consecuentemente alterado. Pensemos, soñemos, tratemos de conseguir en la medida de nuestras fuerzas un mundo en el que el triunfo del bien, de la verdad, de la justicia permita el mejor gobierno posible. No desesperemos ante ese siempre nuevo vacío cotidiano y para ello resulta imprescindible sostener nuestro criterio con todas las verdades del pasado y del presente, que busquen la necesidad de que para que el poder no corrompa, o lo haga poco en la medida de lo posible, ha de compartirse.
12 de abril de 2024
A MODO DE CREENCIAS LAICAS
Yo creo en la Belleza de los ojos del búho
y en sus ojos que inspiran claridad y misterio.
Yo creo en las montañas, los ríos , las llanuras,
los mares, el desierto y en la luz que desprende
por la tarde el roquedo. Una emoción me embriaga
al contemplar el cielo en las noches serenas de junio
la misma que me invade cuando en el mes de enero
siento el aire más puro y blanco el campo. Creo
en los pajarillos del bosque, de la roca y del suelo,
en águilas y linces, en lirones y ciervos.
Yo creo en el enigma de los conocimientos
y en el canto chirriante de la lechuza creo.
Yo creo en el AMOR a todas las verdades
todas las estaciones y todos los recuerdos
que celebren la VIDA y permitan los sueños.
Julio Gómez Aranda