Maupassant y la presencia

Maupassant y la presencia

Ester Lineros Nogales

El viaje a ninguna parte

Hace bastantes años pasé unos días de recreo en un bonito y vetusto balneario de origen romano. Estaba, y está, situado en el pueblo de Alange, muy cerca de Mérida. Mi familia y yo nos alojamos en una casa hotel que constaba únicamente de cinco habitaciones llamadas de singular manera: el primero de la clase; el segundo de a bordo; el tercer ojo; el cuarto oscuro y el quinto pino. A mí me tocó alojarme en el quinto pino. Las habitaciones estaban dispuestas en fila a lo largo de un estrecho pasillo. Mi habitación era realmente bonita y amplia. Disponía de un cuarto de estar y un cuarto de baño cuya pared de fondo estaba pegada a la colina rocosa a la que está adherido todo el pueblo de Alange. Arriba, en un altillo, una cama grande. Sobre las mesitas de noche unos cuantos libros para solaz de los clientes. Entre ellos, un libro de relatos de Guy de Maupassant.

Mi estancia en el balneario transcurrió, como no podía ser de otro modo, entre chorros y vapores, piscinas, masajes, siestas y paseos. Me dejé invadir por la molicie más completa. Sin remordimientos. Por la noche, al refugiarme en el quinto pino, leía. Una de esas noches me entretuve leyendo un relato que hablaba de un burgués con casa en el campo que todo el tiempo sentía una presencia incorpórea. Aún sintiendo inquietud, lograba dominarse y convivir con ella, o con él. Al leer esto, todo mi ser se estremeció. Dos días antes, al entrar por primera vez en el quinto pino, yo también había sentido la presencia de alguien. Alguien compartía el cuarto conmigo. Alguien me observaba. Alguien estaba conmigo mientras me aseaba, mientras me vestía… Como el personaje de Maupassant también logré dominarme, convivir con la presencia y dormirme con una ligera sensación de terror. Por supuesto nunca más volví a Alange. Y Maupassant pasó a engrosar mi lista de autores proscritos.

Facebook
Twitter
LinkedIn

2 respuestas

  1. Proscrito en que sentido?
    Todo aquel cuya lectura me inquieta y me remueve se gana mi curiosidad de inicio y casi con toda seguridad mi admiración posterior. Tu relato me acaba de despertar la curiosidad por Maupassant.

    1. Hola José Antonio, me alegra haberte despertado la curiosidad por Maupassant.
      Lo de proscrito no es más que una boutade, una pequeña broma. En mi caso es cierto que prefiero las novelas y los ensayos a los relatos. Si te interesa Maupassant, yo de ti empezaría por Flaubert, si es que no le has leído ya. Fue su mentor y un escritor de mucho mayor calado que él. Saludos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más
artículos