Carlos Luis Beltrán García
Decía el tristemente fallecido Miguel de la Quadra-Salcedo que no se puede ser español sin conocer América. Dicho y hecho, Albert Rivera se ha plantado esta semana en Venezuela, unos años más tarde que sus compatriotas de la fundación CEPS, y con ideas radicalmente distintas.
Aprovechando el viaje del líder de Ciudadanos y que el actual Ministro de Asuntos Exteriores, el señor Margallo, califica los asuntos entre Iberoamérica y España como asuntos de familia (“peor o mejor avenida, pero de familia”), bien podíamos repasar la distinta evolución económica de nuestros “primos” Venezuela y Chile, que, aunque con distintos puntos de partida en los años 90, sí compartían la característica común de ser ricos (y dependientes) en materias primas (petróleo y cobre). En cuestión de 20 años y aplicando políticas distintas, han evolucionado de forma opuesta, veamos pues.
En el año 1999, año de ascenso al poder del Comandante Hugo Chávez Frías, el PIB per cápita (dólares US a precios actuales1) de Chile era ligeramente superior al de Venezuela 1 (4.872,7 de Chile frente a 4.078,3 de Venezuela). Por aquel entonces ya había un abismo entre la política económica de ambos países. Chile, partiendo de una situación económica muy mala en el año 1973, adoptó políticas liberales en los años siguientes. Los famosos “Chicago boys”, discípulos del premio Nobel Milton Friedman, aplicaron clásicas políticas de ajuste: reducción de déficit, liberalización de mercados, reducción de aranceles y apertura al exterior (Chile fue el primer país de América en evolucionar hacia un sistema de pensiones acumulativo, en vez del clásico de reparto). Los recortes desembocaron en una fuerte crisis el año 1982, pero desde ese año hasta 1990 el crecimiento de la economía fue muy fuerte. Ni Patricio Ailwyn ni Eduardo Frei, ambos demócrata-cristianos, modificaron la orientación liberal de la economía impuesta por el General Pinochet, aunque sí aumentaron el gasto social. El camino de Venezuela esas dos décadas fue mucho más tortuoso (si cabe). Su situación económica era bien distinta, un país eminentemente rural que descubrió su petróleo en los años 20 del siglo pasado. Pero no fue hasta la crisis de los 70 que descubrió todo el potencial del oro negro. La industria petrolera fue nacionalizada el año 1976, por lo que los presidentes de las décadas 70 y 80 (Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins, Jaime Lusinchi, y otra vez Carlos Andrés Pérez) disfrutaron de unos muy elevados ingresos petroleros que fueron mayormente consumidos por una “cleptocracia” en el poder. Baste indicar que a la Venezuela de los años 70 se le apodó la Venezuela Saudita. El país entró en la década de los 90 con fuertes desigualdades sociales y un descrédito generalizado de la clase política, un campo abonado para los populismos.
Pero ambos han tenido un denominador común, una fuerte dependencia de las materias primas, el cobre en Chile y el petróleo en Venezuela. Cada país ha usado ese maná en función de sus políticas económicas. En el caso de Venezuela aplicando políticas Datos Banco Mundial 1 intervencionistas; en el caso de Chile continuando con sus políticas liberales. Analizamos su economía en función de sus exportaciones.
Venezuela. La siguiente gráfica explica la dependencia de esta economía respecto a los ingresos del petróleo. En la misma se representan las exportaciones del sector NoPetrolero en el periodo 1954-2014.
Si observamos detenidamente, veremos que hasta principios de los años 80, el sector Nopetrolero osciló entre el 5 y el 10% de las exportaciones de dicha economía, es decir, una economía débil muy dependiente del “oro negro”, que representó entre el 90 y el 95%. A partir de los años 80 se produce un incremento de las exportaciones no relacionadas con el hidrocarburo, que en el año 1998 llegaron a representar el 31,2% de las exportaciones totales. Desde el año 1998 (Chaves llegó al poder en 1999) observamos un auténtico derrumbe de las exportaciones del sector no relacionado con el petróleo, hasta llegar a un mínimo del 3,6% de las exportaciones totales, el nivel más bajo en los últimos 60 años.
Pero si la gráfica superior nos da la composición en términos relativos, la siguiente nos da una idea del volumen de ingresos por exportaciones de la República Bolivariana en el periodo 1997-2015 en términos absolutos, y de la magnitud del desastre.
Fuente: datos Exportaciones del BCV (elaboración propia).
Desde el año 2003 al 2014 el petróleo ha disfrutado de unos precios elevados en los mercados internacionales, lo que ha permitido a Venezuela disponer de grandes ingresos extra para pagar políticas estatalistas. En ese mismo periodo la economía no sólo no se ha diversificado, sino que se ha hecho mucho más dependiente. El sector No-petróleo (que es tanto como decir sector privado, pues la industria petrolera esta nacionalizada en casi su totalidad) ha quedado reducido a la mínima expresión, reduciendo su participación en las exportaciones en términos absolutos y relativos. Mientras tanto, el volumen de ingresos del Estado por exportaciones ha alcanzado picos de más de 93.000 millones de dólares algunos años. Del mismo modo que es fácil entender el despilfarro en tiempos de bonanza, es fácil entender los desajustes de esta economía cuando el precio del barril baja. En el año 2015 los ingresos por exportaciones de petróleo fueron una tercera parte de los ingreso del año 2013, un país así difícilmente puede funcionar.
Chile. Pasemos ahora al lado amable de Iberoamérica, Chile, que bien puede calificarse de una historia de éxito. Este país también venía de una fuerte dependencia económica del cobre, que han tratado de combatir diversificando la economía y creciendo. Las exportaciones de cobre supusieron en el periodo 1960-1974 entre el 65 y el 80%. Debido a su fuerte desarrollo y a los bajos precios de este metal, en la década de los 90 su participación en las exportaciones se mantuvo entre un 35 y un 40%. Aquí nos situamos cuando en los años 2002/3 comenzó un ciclo de altos precios de las materias primas. Lo que observamos a primera vista es que los ingresos derivados del cobre se han disparado sin que las otras exportaciones hayan dejado de crecer. Si bien el sector hortofrutícola es el mayoritario en el sector No-Cobre, sus exportaciones en estos años han tenido una evolución similar a la de la economía chilena: crecimiento y diversificación.
Como hemos comentado, la evolución de sus exportaciones son un fiel reflejo de su situación económica, que no ha variado en los últimos 20 años y se puede resumir en una frase: apertura de mercados. El año 2015 la renta per cápita de Chile 2 ha sido de 23.564 $ USA (la más alta de América latina), frente a 15.892 de Venezuela y más de 35.000 de España. En el año 1992 la renta per cápita de Chile era un 25% de la española, ahora es un 66%. La mejora es notable.
Conclusiones. Para mí hay dos conclusiones evidentes a la vista de los datos. La primera es que la riqueza de un país reside en su capital humano. Sobrevenidas potencias 0 como Singapur, Taiwan o Corea del Sur han basado su crecimiento en la educación. En Europa, Suiza o Austria tienen pocas riquezas naturales dignas de comparar con Perú o Chile, no ya con Venezuela; y Holanda, aunque posee campos de petróleo, sobre todo tiene terreno ganado al mar.
La segunda, es que entre dejarte asesorar por la Universidad de Chicago y la Fundación CEPS, yo me quedaría con los americanos.
Eso es todo, muchas gracias por su atención
2
Datos del FMI en PPP (“purchase parity power” o poder de paridad de compra).
Un comentario
Ni Chile ni Venezuela han logrado ser paises desarrollados, a pesar de depender de la misma cantidad de dolares por sus productos naturales.
En Chile se ha enriquecido un grupo y en Vzla a otro, pero las diferencias de calidad de vida entre sus estratos es enorme.
La misma cantidad de dolares pero Vzla tiene 35 millones de habitantes y Chile 15