Juan Manuel Álvarez Espada
Desde Encinasola
“Viva la inteligencia. Mueran los malos intelectuales”
(José María Pemán)
Estimado Pedro,
Muchas veces, no sé cuántas, he estado de acuerdo con tu línea periodística. He leído muchos de tus libros: Así se ganaron las elecciones, Amarga victoria o El desquite, me parecen de un ejercicio literario profundo y a la vez de una calidad periodística mucho más merecedora del premio Nobel de literatura que Bob Dylan.
Pero hoy no puedo estar más en desacuerdo contigo. He leído esta mañana tu columna en el diario “El Español” titulada “El último 12 de octubre de Miguel de Unamuno” en el que estás a favor de la decisión de retirar la placa al General Millán – Astray propuesto por el comité asesor de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid.
Utilizas, como hecho justificador de tu decisión, la archiconocida sesión de la Universidad de Salamanca donde un equivocado, y digo bien, equivocado, General Millán-Astray, se enfrentó a D. Miguel de Unamuno, rector de dicha Universidad. Al
“¡Muera la inteligencia!”
y
“¡Viva la muerte!”
que profirió el equivocado General Millán – Astray, un agotado rector Unamuno, que previamente acertaba a describir hacia donde iba España en ese octubre del 36, tuvo que salir protegido por Carmen Polo de Franco para evitar ser golpeado por los falangistas que se encontraban allí.
Pero no te equivoques Pedro, al General Millán-Astray por esa equivocación, no se le puede tapar el gran aporte que hizo a España en los creo, para ti, confusos años 20 en nuestro país. Cuando España se desangraba en el norte de África, en un protectorado y con una misión civilizadora mal ejecutada y peor entendida. En septiembre de 1920, creó el “Tercio de Extranjeros” a imagen de la Legión francesa, aunando las viejas glorias de los tercios españoles, pero con la innovación de la legión francesa y con un cierto rasgo oriental al incorporar las duras enseñanzas de los tagalos y ciertos aspectos del Bushido japonés. Quizás por sus años en Filipinas, su carácter inquieto e innovador y su curiosidad por otros ejércitos, quedó prendado de dicho código, recopilado por Inazo Nitobé a finales del XIX y traducido al francés que leyó profusamente.
Creía en el carácter rehabilitador de los condenados. Su padre fue director de prisiones y le inculcó esa idea. Buscaba la redención, en una visión de humanismo cristiano, del condenado. Les ofreció dignidad y una nueva vida al servicio de España y, muchas veces, dando su vida por ella. Hubo muchos, incluidos anarquistas, comunistas, rusos blancos, aventureros, ex-nazis, etc., que lo respetaron, como tantos otros.
Creó una unidad profesional, que fue capaz de parar en seco la caída de Melilla, en septiembre de 1921, cuando en una marcha infernal de más de 100 km se embarcaron en Ceuta para llegar a Melilla y ponerse en vanguardia de la defensa, después de que más de 9.000 españoles y 2.000 hermanos rifeños, desaparecieran literalmente, en el desastre de Annual.
Perdió un ojo y la mitad de la cara, que se la tuvieron que descomponer, perdió el brazo izquierdo, casi pierde una pierna, aunque quedó cojo y recibió un disparo en el pecho, que le dejó afectado los pulmones. A cambio de eso, creó una de las formaciones punteras del ejército español. Admirada por muchos ejércitos del mundo, incluido el norteamericano.
Por todo ello, merece no sólo una calle, merece una plaza.
Sabes que no participó en el «alzamiento» o «golpe», dependiendo de la persona que lea el artículo, era un mutilado sin cargo alguno. Tenía sus ideas, como la mitad de una España, que estaba contra las ideas de la otra. Jamás firmó ninguna sentencia de muerte y se cuenta que, a veces, se enfrentó a Franco por la severidad con que trataba a los legionarios más díscolos. En su tumba sólo aparece su nombre y, debajo, lo que fue: legionario.
Todos hemos cometido errores, tanto profesionales como personales. Que te hicieran un video con prácticas sadomasoquistas y travestido en 1997 (ya sabemos que fue Goñi Tirapu en venganza por lo de sacar el tema de los GAL) o que participaras con García Trevijano en alguna sesión para eliminar antidemocráticamente a Felipe González (las urnas se encargaron de él) y la Monarquía (a tu pesar no ha caído) para poder proclamar la república en aquellos años 90 del siglo pasado, no quitan para que siga admirando tu labor periodística de primer orden.
Esperando puedas reconocer tu error, se despide afectuosamente un seguidor que siempre lo ha sido.
Un comentario
Pepe, que equivocados están algunos al juzgar a Millán Astray, jamas dijo eso, el grito de ¡VIVA! lo daba el Tercio en los momentos de los asaltos, como claro desprecio y como amedrentamiento al enemigo. El miso Millán cuanta lo que pasó, lo que dijo y ahora pasado el tiempo se descubre que aquello solo era una invención. Y el aplicar una Ley (aun no estando de acuerdo con ella) mencionando que articulo, me parece justo, siempre que sea cierto y demostrado , pero casualmente ese articulo no es aplicable a Millán Astray, Calle concedida por fundar la Legión (año 24 12 años antes que empezara la Guerra año 36) lo dice un juez en sentencia dictada en Madrid en este pasado año 2018.